Cuando se escindió la especialidad Neuropsiquiatría por Neurología y Psiquiatría por separado a finales del siglo XIX surgió un monstrenco que se apropió de unas patologías del bestiario neuropsiquiátrico que en ese momento no tenían una explicación médica. Todos estas patologías neurológicas debido a la ignorancia del momento se clasificaron como enfermedades mentales ya que al no tener una mínima explicación neurológica de dichos trastornos como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el TDAH, cayeron en dichas manos, aunque actualmente se conoce esquemáticamente la base orgánica de dichos trastornos neurológicamente y lo único de porqué siguen en psiquiatría es porque no se utilizan diagnósticos científicos.
Un enfermo mental real es un enfermo neurológico, así de simple, la coletilla mental es un constructo psiquiátrico para justificar la propia especialidad separada de la neurología si digo que es mental ya no es neurológico sino psiquiátrico… aunque empleen fármacos que actúan en el cerebro. Simplemente a estos enfermos se les utiliza como rehenes para dar soporte a una especialidad que su clientela mayoritaria es gente que no tiene problemas médicos y sí de otro tipo, como laborales, familiares, afectivos, sociales etc. La psiquiatría no los va soltar por eso mismo, ni tampoco va a querer de ninguna manera que lo mental se diluya en lo neurológico, porque si quitamos a estos pacientes la especialidad desaparece sanitariamente.
Otra cuestión es que hay muchos enfermos que les gusta decir que tienen una enfermedad mental, porque el adjetivo mental, lo interpretan como que no padecen una verdadera enfermedad o que se va con el aire o con el mero transcurso del tiempo, o hablando..
Estos enfermos acomplejados dan de comer a psiquiatras psicoanalistas, psicólogos clínicos etc. es una inmensa fuente de dinero tener a esta gente engañada para que echen su lesión neurológica mediante la llamada diarrea mental. Una diarrea mental que se hace crónica y nunca para porque las diarreas crónicas no se van con el aire hay que buscar la causa orgánica y no montarse fábulas biográficas. El psiquiatra le da cuerda al enfermo para que cronifique su diarrea, y nunca le hablará claro de la etiología orgánica de su enfermedad. Ya que lo mental es lo que sustenta a la especialidad. Debido a ello deriva que haya depresivos psiquiátricos que son esquizofrénicos neurológicamente y viceversa.
A los otros pacientes que no tienen ninguna enfermedad al decirles que padecen una enfermedad mental se hacen a la idea que sus problemas son debidos a una enfermedad cerebral activada por el ambiente o situación en el que viven y deben recibir la misma medicación que los primeros, no cambiar el ambiente o situación en la cual están inmersas. La psiquiatría confunde a un muy minoritario sector de la población con enfermedades neurológicas, y un gran sector de la población que tiene problemas no médicos diciéndoles a ambos que sufren de enfermedades mentales. Si no hay diagnóstico médico la enfermedad mental siempre será una pandemia que afectará a toda la población. Lo mental tiene vocación de universal.
El estigma de la enfermedad mental desaparecerá cuando se utilice el vocablo enfermedad neurológica.
