Estaba mirando el caso de dos psicópatas y sádicos sexuales Jeffrey Dahmer y Andréi Chikatilo y los dos con decenas de espeluznantes asesinatos a sus espaldas fueron declarados cuerdos legalmente, para el primero ser condenado a cadena perpetua y el segundo a pena de muerte, aunque Jeffrey Dahmer apenas cumplió dos años de condena porque fue asesinado por un preso con Esquizofrenia en prisión.
Jeffrey Dahmer
Enajenado o no enajenado, esa es la cuestión
Ya sea porque por fin podía abandonar la doble vida que llevaba o porque las pruebas contra él eran indefendibles, Dahmer se declaró culpable de diecisiete crímenes. La cuestión era que se declaraba culpable pero enajenado, mientras que la acusación buscaba una condena de culpabilidad sin enajenación. Dentro de las leyes de Wisconsin, donde no hay pena de muerte, la diferencia estribaba en que, si bien Dahmer no iba a volver a pisar la calle nunca más, su reclusión se llevaría a cabo en una institución mental si ganaba la defensa o, de lo contrario, en un centro penitenciario. Hay extensa bibliografía especializada que trata de dilucidar lo que es estar enajenado, loco, no cuerdo, pero desde el punto de vista judicial era sencillo: Dahmer tenía que demostrar que tenía una enfermedad mental que le impedía diferenciar el bien del mal. La defensa lo tenía muy complicado puesto que su defendido había dado muestras de saber perfectamente lo que hacía y sus implicaciones legales y morales; lo único que desconocía era de dónde provenía ese impulso. Así, por diez votos contra dos, fue declarado culpable sin enajenación. Era algo difícil de comprender dada la naturaleza de los crímenes de Dahmer; hasta el psicópata John Wayne Gacy, condenado a muerte por la violación y asesinato de treinta y tres muchachos y ejecutado mediante inyección letal en 1994, dijo: «si Jeffrey Dahmer no ha superado el test legal de la enajenación mental, que Dios bendiga al que la supere. Si Jeffrey Dahmer no lo pasa, no lo pasa nadie». Le dijo la sartén al cazo.
Veamos los crímenes de Jeffrey Dahmer.
Los crímenes
La gran fantasía de Dahmer, recurrente desde su despertar sexual adolescente, era disponer de un amante sobre el que ejercer «control total» y tenerlo a su lado tanto tiempo como fuera posible. Pero era incapaz de conseguirlo de manera consensuada, así que su procedimiento estándar —o como él lo denominaba, «su plan»— consistía en captar a un hombre, llevárselo a casa, drogarlo para que perdiera el conocimiento, matarlo, tener relaciones sexuales con el cadáver y ya, en ocasiones, comer partes de su cuerpo o guardar trofeos con los que excitarse. Además, solía hacer fotografías de todo el proceso: la policía encontró en su apartamento ochenta y tres polaroids con distintas fases del proceso de descuartizado.Sus dos primeros asesinatos ocurrieron sin planearlo. El primero, con dieciocho años, tuvo lugar cuando su madre le dejó solo en casa durante semanas (su padre vivía ya en un motel y no se enteró hasta más tarde de la marcha materna) y supuso la materialización de otra fantasía: recoger un autoestopista y ejercer control total sobre él. Así, se llevó a casa a un atractivo autoestopista y compartieron porros y alcohol, hasta que quiso marcharse y Dahmer lo impidió matándole con una barra de hacer pesas. La segunda vez, ocho años después, ocurrió sin proponérselo puesto que se llevó a un amante a una habitación de hotel y por la mañana se lo encontró muerto a su lado. Ya sea por el exceso de alcohol o por un estado disociativo, Dahmer no era consciente de haberlo asesinado aunque era evidente su autoría porque estaban juntos en la cama y tenía heridas defensivas en sus brazos. En adelante, cada vez cedió con más frecuencia a sus impulsos: cometió otros dos crímenes en 1988, uno en 1989, cuatro en 1990 y ocho en 1991, hasta que fue detenido en julio.
En paralelo a sus matanzas, con el fin de prolongar sus estimulantes sensaciones, buscaba nuevas experiencias. Por un lado, guardaba trofeos como calaveras u órganos con los que después masturbarse y rememorar a sus amantes, e incluso comer algunos trozos «para que formaran parte de él». En su detallada confesión que duró seis semanas y ocupó ciento cincuenta y nueve páginas, incluso comentaba la textura y consistencia de las distintas partes que comía; por ejemplo, un muslo le resultó excesivamente duro, y tuvo que comprar un ablandador de carne para hacer masticable la carne de unos bíceps. Por otro lado, experimentó con trepanaciones vertiendo directamente en el cerebro ácido o agua hirviendo para convertir a sus víctimas en zombis, cuerpos sin voluntad, buscando materializar su fantasía del control total (huelga decir que no consiguió nada). En su espiral de asesinatos pareja a su pérdida de contacto con la realidad, Dahmer proyectaba construir en su apartamento un centro de poder, con dos esqueletos completos y varias calaveras, a través del cual acceder a un nuevo nivel de percepción. Según contaba, estaba solo a seis meses de materializarlo cuando la policía le detuvo. Cuesta imaginar el impacto que supuso para los agentes que registraron por primera vez el apartamento lo que allí encontraron: cabezas en el frigorífico, órganos en el congelador, calaveras y huesos en los armarios, sangre por las paredes y un bidón de doscientos quince litros con ácido y tres torsos humanos en descomposición. Obviando las fotografías más escabrosas de la escena del crimen (que quien tenga curiosidad tiene a su alcance con una búsqueda en Google), una imagen especialmente perturbadora es la de dos agentes, con atuendo y cuidados similares a los que tendrían manejando residuos nucleares, sacando del apartamento de Dahmer ese bidón.
http://www.jotdown.es/2014/03/ocho-apuntes-sobre-jeffrey-dahmer-el-carnicero-de-milwaukee/
Como vemos una persona que hace esto “Dahmer proyectaba construir en su apartamento un centro de poder, con dos esqueletos completos y varias calaveras, a través del cual acceder a un nuevo nivel de percepción”, fue declarada legalmente cuerda….
Andréi Chikatilo
Actividad criminal
El 22 de diciembre de 1978, Chikatilo mató por primera vez cuando tenía 42 años. Abordó en la calle a una niña de nueve años de edad y la convenció para que se fuera con él a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía como hablar a los niños, él mismo había sido maestro y tenía a sus dos hijos. Una vez allí la desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un rasguño del que brotó sangre, hecho que le propició una erección inmediata, estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego, sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de hacerlo hasta la eyaculación. Chikatilo había intentado satisfacer su necesidad sexual movido por la esperanza de llegar a ser igual que los demás.
Dos días después de este crimen, la policía encontró los restos de la niña en el río Grushovka, y cerca de la cabaña de Chikatilo una gran mancha de sangre. Los policías interrogaron al hombre, pero acabaron inculpando a otro agresor sexual, Aleksandr Krávchenko. Chikatilo era, por las paradojas que marcaban sus actos, más dual que nunca.
Era el típico marido sumiso y asexual. Hacía todo lo que su mujer le ordenaba o casi todo. Ella solía desear los placeres del lecho con más frecuencia que él, y eso los llevaba a frecuentes discusiones, a que ella le recordase en todo momento lo taciturno e inerte que era. La acusación de haber acosado sexualmente a sus estudiantes le costó el trabajo, pero consiguió uno nuevo en una fábrica en el que tenía que estar viajando constantemente. Este constante movimiento le ayudaba a escoger sus nuevas víctimas.
En 1981, se convirtió en funcionario de abastecimiento de una fábrica, y el trabajo, que lo obligaba a recorrer una buena parte de la región, le proporcionaba la fachada perfecta. Tres años pasarían antes de que Chikatilo asesinara por segunda vez. El 3 de septiembre de 1981 asaltó a su segunda víctima, llamada Larisa Tkachenko, prostituta de 17 años de edad. La convenció de ir con él al bosque para tener relaciones sexuales, pero falló en el intento por lo que ella se rio de él, esto lo enfureció, perdió el control, estranguló a la mujer y eyaculó sobre el cadáver, mordisqueó su garganta salvajemente, le cortó los senos y en su frenesí se comió los pezones. Luego, comenzó a lanzar aullidos mientras bailaba una danza de guerra alrededor del cuerpo, dejó el cuerpo sin vida con un palo enterrado. En esos momentos supo que volvería a matar. Los dos primeros asesinatos de Chikatilo tuvieron cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos casos, sus intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de terror lo excitaban, pero era el asesinato en sí lo que presentaba para él el acto sexual supremo.
Su tercera víctima fue Lyuba Biryuk, fue raptada de un pueblo y fue acuchillada 40 veces en el bosque. Le mutiló los ojos, y esto se volvería algo común en sus asesinatos, la firma mortal de Chikatilo.
Chikatilo asesinó a otras tres personas ese año, y entre ellas se encontraba su primera víctima masculina, Oleg Podzhiváev de 9 años de edad. El cuerpo no se encontró pero Chikatilo afirmó ser el responsable y que le había arrancado los genitales. La prensa estaba enloquecida con el asesino en serie, el modus operandi era siempre el mismo, sus víctimas siempre se encontraban en los bosques, con indicios de violencia y sadomasoquismo, y en ocasiones les faltaban miembros a las víctimas. Se trataba de niños, niñas y chicas jóvenes. Entre ellos había muchos escapados de casa y retrasados mentales, pues se dejaban convencer más fácilmente y agradecían su ayuda en el laberinto del sistema de transportes local, con el que no estaban familiarizados.
En 1984 asesinó a 15 personas, mientras el tiempo entre sus asesinatos iba disminuyendo el número de víctimas iba en ascenso. Chikatilo los elegía entre la multitud en estaciones ferroviarias y en paradas de autobús, y con algún pretexto, los convencía para que lo siguieran a alguna zona boscosa. Una vez allí les infligía numerosas puñaladas (entre treinta y cincuenta). Casi todas las víctimas sufrían la mutilación de los ojos. A las adolescentes o chicas jóvenes les seccionaba los pechos o los pezones, ya fuera con sus afilados cuchillos o con los dientes. El útero era extirpado con tal precisión que todos los cirujanos de la provincia de Rostov pasaron a ser sospechosos en potencia.
Mientras las violaba, se enfurecía tanto por llegar tan rápidamente al orgasmo que les machacaba la cara a golpes. Para ocultar su impotencia, a veces, con la ayuda de una ramita, colocaba el semen en la vagina de la víctima. En el caso de . En algunas ocasiones realizaba estas amputaciones cuando la víctima se hallaba aún con vida, aunque no consciente. En ninguno de los casos se encontraron las partes del cuerpo seccionadas en las cercanías de la escena del crimen.
Además practicaba actos de canibalismo. En sus declaraciones confesaría que le gustaba tragarse las partes del cuerpo más blandas.
Como pone en la wikipedia escribió al Fiscal general una carta a modo de explicación de los asesinatos que cometió y la policía concluyó que el asesino trataba de buscarse una posible salida alegando una enfermedad mental, una obsesión de tratamiento psiquiátrico.
Juicio y ejecución
Los psiquiatras del Instituto Serbsky, no obstante, lo veían como un sádico prudente que no sufría ningún trastorno que pudiera impedirle ver que sus actos estaban mal, que eran actos premeditados. Por esa razón, en octubre de 1991 se dieron a conocer sus conclusiones, diagnosticando que el asesino estaba «legalmente cuerdo».
http://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9i_Chikatilo
Como vemos una persona que hace esto ” Una vez allí les infligía numerosas puñaladas (entre treinta y cincuenta). Casi todas las víctimas sufrían la mutilación de los ojos. A las adolescentes o chicas jóvenes les seccionaba los pechos o los pezones…los niños, los atacaba nada más hallarse a solas con ellos en el bosque: un golpe para aturdirlos con las manos atadas y unos golpes de cuchillo poco profundos para establecer su dominio sobre ellos. Posteriormente, los mutilaba a mordiscos, les cortaba los genitales o solamente extirpaba los testículos, que guardaba a modo de trofeo ” fue declarada legalmente cuerda….
Como vimos en otro post el Instituto Serbsky, el mismo que declaró cuerdo legalmente a Andréi Chikatilo a un manifestante ruso llamado Mikhail Kosenko que fue arrestado después de participar en una protesta de la Plaza Bolotnaya en mayo de 2012, un grupo de médicos de la clínica mental Serbsky en Moscú lo diagnosticaron con esquizofrenia paranoide y concluyeron que es una persona peligrosa para si mismo y para los demás y el tribunal le condenó a ser internado en una institución mental para recibir tratamiento psiquiátrico obligatorio, por tiempo indefinido.
Veamos un tarado obseso sexual con más de 50 asesinatos a sus espaldas es declarado legalmente cuerdo y una persona por estar en una manifestación se le ingresa en un psiquiátrico por tiempo indefinido debido a su alta peligrosidad debido a la supuesta esquizofrenia paranoide que padece …
Hay una ignorancia tremenda en el asunto de las psicopatías por parte de los psiquiatras o psicólogos porque son pacientes invisibles, su propia disfunción les produce un gran placer, la manipulación, el control de las víctimas, el daño, la humillación o llegando al extremo del control absoluto como en los dos casos anteriormente presentados el asesinato y el canibalismo; son características en común de estos sádicos que andan con la piel de cordero, la mayoría bien integrados en la sociedad u ocupando puestos de poder. Hay campañas de salud mental sobre la depresión, esquizofrenia pero en la detección y tratamiento de psicopatías siempre ha sido inexistente y teniendo dicho trastorno la misma prevalencia que la esquizofrenia por ejemplo y con una clara base neurobiológica, pero la invisibilidad de dicho trastorno es absoluta y solo emergen las psicopatías por cuestiones legales nunca médicas como vimos en el post Locos responsables.
